puede que el cuatro de julio ninguno tengamos ya trabajo, que los proyectos veloces se hayan ido al traste, que nuestras casas sigan sin ordenar y nuestras vidas sin arreglar. pero da igual. porque el cuatro de julio toca disfrazarnos de adolescentes de cuarenta años y saltar a la pista como si fuera el último día. saltar a bailar, llorar y gritar. como si no hubiese fin, ni pasado ni futuro. como si fuera enero de 2004 y fuésemos tan felices que no importaba no ver a paco clavel. como si tuyyo no necesitásemos aquel concierto en león. como si todo lo que importa en este mundo estuviera en una canción que habla de cosas intrascendentes y miedos superlativos.
el cuatro de julio es el día de la revancha de los novatos. el día en el que los perdedores nos hacemos dueños del mundo y cogemos, solo por unas horas, el toro por los cuernos y las riendas de nuestros destinos. el cuatro de julio es el día en que, por momentos, no existe el cinco de julio, ni el siete ni el diecisiete.
y después, cuando todo haya terminado, ya tendremos tiempo de sentarnos a pensar si solo queda sucumbir. pero eso será después, cuando las luces se apaguen, nuestras lágrimas se sequen y volvamos a esta soberana mierda que algunos han decidido llamar realidad.
empezando a tachar fechas. cuatro, tres, dos, uno...
y puede que el cuatro de julio todos sigamos con nuestros trabajos, que los proyectos veloces estén en marcha, que nuestras casas dejen de estar desordenadas y nuestras vidas algo más arregladas. puede que el cuatro de julio no necesitemos ningún disfraz para ser unos adolescentes saltando a la pista como si fuera el último día.
ResponderEliminar¿nos lo curramos?
...de momento mañana tapar un par de boquetes y devolver al césar parte de lo que un día fue suyo. habrá que pensar algo para el domingo, y para el lunes, y para el........
uf, no me estreses.
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